Los Borbones y la pacificación en las fronteras rebeldes
Publicado: Miercoles 11 de Junio de 2008, 21:47

Respondiendo a un enfoque racional y científico frente a los problemas de la vida colonial, las periferias del imperio resultaron ser de vital importancia. En estas márgenes los indígenas habían ido adoptando nuevos valores y habían sacado buen provecho de la incorporación de las armas españolas y del uso del caballo. También habían aprendido a defenderse y a reorganizarse a sí mismos en pro de sus intereses. La Corona contaba en su haber con una intensa experiencia, acumulada desde el siglo XVI, frente a los casos de resistencia indígena. Los chichimecas, araucanos y chiriguanos habían desafiado seriamente la capacidad operativa de la monarquía. A partir de aquellas experiencias los Borbones asumieron que las relaciones fronterizas requerían de una nueva modalidad.

Los acuciantes problemas económicos, la competencia de los productos americanos y el peligro de una ocupación territorial de potencias extranjeras, eran problemas urgentes a resolver. Lo dicho permite comprender que algunas periferias vulnerables y potencialmente rentables se revalorizaran en las últimas décadas del siglo XVIII.

En este marco la pacificación en las regiones fronterizas constituyó un objetivo en sí mismo. Las estrategias ofensivas, que inicialmente aplicaron los Borbones, debieron ser lentamente reemplazadas por tácticas defensivas en virtud de la realidad imperante. Sin embargo, en más de una oportunidad, las autoridades coloniales de Chile y Cuyo cuestionaron las políticas pensadas desde España, advirtiendo de hecho, que las circunstancias demandaban soluciones más drásticas que una postura netamente defensiva. Esto se desprende de lo manifestado en 1771 por Ambrossio O'Higgins, entonces Capitán de Caballería del Real Ejército de Chile, argumentando su total desacuerdo con la política meramente defensiva que proponía la corona española. Ambrosio O¨Higgins se quejaba a la corona porque los Pehuenches perturbaban la paz en la frontera y las tácticas defensivas dispuestas por la corona no eran la solución oportuna.

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