El asombro y la admiración de los españoles ante Tenochtitlán
Publicado: Sabado 28 de Julio de 2007, 18:39

Cuando Cortés y sus hombres llegaron a México seguramente nunca habían imaginado que iban a encontrar una ciudad como Tenochtitlán, la capital de los Aztecas (Mexicas). La crónica del mismo Cortés presenta abundantes descripciones sobre lo que los españoles encontraron en ese mundo tan distinto al suyo. Esta fuente documental nos brinda muchos datos para reconstruir esa gran urbe y su organización política, la destreza de su ejército y el gran mercado de Tlatelolco, así como información sobre los grupos sociales y sus costumbres. (sobre el diseño de Tenochtitlán ver en unidad 5)
Tenochtitlan, plaza de las pirámides y calles de canales navegables.

Algunos datos son muy llamativos puesto que lograron cautivar la atención de los españoles, en especial la riqueza, la gran diversidad de productos, la superpoblación, la monumentalidad de los edificios y la planificación arquitectónica. Cortés, cómo estratega militar, tomó nota sobre el sistema de defensa y sobre la construcción de la ciudad que le sirvieron para ir planificando la conquista y prever sus movimientos. Desde un principio tuvo en claro la importancia de conquistar Tenochtitlán, del esplendoroso futuro de España y de las posibilidades en el Nuevo Mundo y así se lo hizo saber al rey a quien le dirigía sus cartas.
Cortés también tomó nota de cosas que vio y no le agradaron y hasta de las que le repugnaron, como los sacrificios humanos. Los sacrificios y otras prácticas del mundo azteca fue lo que justificó la idea de que los nativos eran inferiores y que debían ser conquistados y evangelizados.
Otros cronistas de la conquista de México también han dejado descripciones y observaciones muy interesantes. Por ejemplo, Bernal Díaz del Castillo quien reitera su asombro y admiración. Dice:

“Desde que vimos cosas tan admirables, no sabíamos qué decir, o si era verdad lo que delante parecía, que por una parte en tierra había grandes ciudades, y en la laguna otras muchas, y veíamoslo todo lleno de canoas, y en la calzada muchos puentes de trecho a trecho, y por delante estaba la gran ciudad de México...” (Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de Nueva España. México, Ed. Nuevo Mundo, 1943)

IR AL PRINCIPIO DEL ARTICULO

IMPRIMIR ARTICULO