El arte de la guerra en el mundo azteca (mexicas)
Publicado: Miercoles 11 de Junio de 2008, 22:25

La guerra y el accionar bélico fueron muy notorios en el México antiguo. El desarrollo de estas actividades fue parte del crecimiento de muchas ciudades que se expandieron para obtener más recursos pretendiendo a su vez hegemonizar en la región.

La expansión territorial de los mexicas se realizó gracias a la aplicación de tácticas militares, de un numeroso ejército profesional y de una sostenida política de conquistar dominios en todas direcciones. La vida militar incidió en todos los aspectos de la vida mexica y consolidó el estado imperialista del siglo XV, el mismo que conocieron los conquistadores españoles.

El arte de la guerra azteca

Los móviles de la expansión militar eran prioritariamente dos: la búsqueda de cautivos para alimentar al dios Huizillipochtli y obtener el tributo de los pueblos conquistados. Pero también se buscaba controlar los recursos naturales, las rutas de intercambio y el acceso a objetos suntuarios. La necesidad de conquista generó una situación generalizada de violencia y de guerras en toda la región mesoamericana y al mismo tiempo que fomentó la jerarquización social y todo un arte militar, entendiéndose por ello, el conjunto de prácticas, tácticas y reglas óptimas puestas al servicio de la dominación.

El efecto de estas acciones bélicas incidieron profundamente en los pueblos atacados por lo que las resistencia eran reiteradas. De tal modo, el ejército mexica estaba siempre rodeado de enemigos potenciales mientras realizaba sus campañas militares lo cual obligaba a fortalecer todo el tiempo sus defensas. Debido a esto, la práctica militar llevó a una gran especialización y sofisticación de armas, cascos y escudos protectores, diversidad de trajes militares confeccionados con ricas materias primas tributadas por los pueblos conquistados. Asimismo, se innovó en las estrategias ofensivas y defensivas (se llegó a usar paneles de abejas para tirar encima de los enemigos, o el uso del chiles quemados que hacían el efecto de lacrimógenos, etc.) y redes de espías que circulaban obteniendo información estratégica.

En definitiva, la guerra fomentada desde el estado fue uno de los aspectos centrales de los mexicas al punto de producir un estilo de vida propio. Esto se refleja en la educación militar destinada a la elite que estudiaba en el Telpochcalli y para la gente del común que lo hacía en el Cálmecac. Los méritos obtenidos abrían camino para ocupara una serie de cargos marcando diferencias de status.

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